Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón. Esperar a la mulata que le había prometido el oro y el moro tras recibir unos halagos y sus emolumentos por adelantado sería su único entretenimiento en un país extranjero.
«Qué tontos estos españolitos y su turismo del sexo», pensó la agraciada por la suerte.
El orden de factores a veces sí altera el producto.
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