No tengo duda de que él debe estar tomando un daiquiri en el malecón en este momento. Nunca sé que piensa y ya no me vuelvo loca con ello. Ya no estudio las expresiones de su cara.

Se trataba de un «viaje de amor», como yo lo llamo..

Después de 35 años aún reíamos juntos, aunque otras veces nos habíamos deseado lo peor.

Este viaje a miles de kilómetros de la rutina quería que fuera de entrañas para fuera. Lo deseo, lo necesito,lo añoro. Quiero querer con las entrañas. Que nada ni nadie me lo niegue.

Ya voy.. suena raro….

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