El veintidós ya es historia, aquel día que conocí tu mirada decorada por el iris verde menta de tus ojos y el dulce tono rosa pálido de tus labios. Un día donde mi viaje termino arropado por un creativo contexto medieval decorado por tu presencia.

Aquel día tu vestido reflejaba el encanto de tu personalidad, el sol y la luna se posaron día y noche para reflexionar sobre tu figura, que caminaba hacia mí por el prado de flores de primavera.

Después, tristemente me fui hundiendo en el absurdo océano de la duda y poco a poco te fui perdiendo.

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