A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir. Ella observa, nunca dice nada. Durante el año pasan por la pensión de medio pelo tipos vulgares. Juanita, la dueña, la bautizó con el nombre Pensión el viajante.

Los huéspedes llegana casa bastante tarde. Es un primer piso y suben por la escalera. Unos vienen acompañados y en la puerta se producen despedidas de alto voltaje. Otros llegan solos, se apoyan en la barandilla y nunca atinan con la llave. Ella desde un rincón, con sus ojos verdes de gata penetra en sus vidas. Cada viajante esconde secretos inconfesables.

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