«A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir», pensé con desdén después de tantos contratiempos sufridos con este grupo en llegar a destino.

-¿Y por que estos asientos no tienen cinturón de seguridad?- preguntó ella cuando iniciamos el trayecto Madrid-Valencia.

-Estos trenes van a una velocidad de 200 kilómetros por hora…- respondí pausadamente -Así que no son necesarios. En un accidente no se salva nadie…

Sentí un halo de satisfacción al ver la expresión de su cara. Entonces comprendí que lo mejor estaba por venir.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS