“A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir” Dijo Ana pegando un portazo. Subió a su camioneta para emprender un largo viaje. Estaba cansada de que le quieran opacar su luz y alegría. Ese día fue uno de los más difíciles de sobrellevar. Había discutido con todos los que le dijeron algo contrario a su opinión. Por fin tomó la ruta con su maleta cargada de ilusiones y la música a todo volumen. Se sentía poderosa y feliz. El cansancio y el sueño la acompañaron hasta el zanjón donde quedó su última vida.

Roxana

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