El turista equivocado

El turista equivocado

Aida

17/02/2020

Pensé, mientras el coche se lanzaba contra el muro, que quizá no estaba pisando el pedal correcto. Sombras, luces y oscuridad. ¿Era aquello el cielo?

— ¿Puede oírme, Roberto? — Sonó una voz con aquel acento tan característico — ¿Me oye?

«Yo no soy Roberto» pensé, sin poder emitir ningún sonido.

—Queda usted detenido — me soltó mientras me trasladaban a la camilla.

«¡Espere! Roberto me alquiló el coche ayer cuando llegué al aeropuerto. ¡Maldita sea! Esta mañana no encontraba mi documentación… Esto es una trampa, ¡oiga! ¡Es una maldita trampa!» no podía mover ni un músculo.

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