Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro, que mi novio no me había visto, él siguió pisando el acelerador hasta que se estampó contra la tapia. Corrí hacia allí, él había muerto. No tuve tiempo de despedirme

Me alegré de poder ahorrarle el disgusto. En veinte días nos casábamos. Quedamos en vernos, yo lo tenía decidido y no quería esperar más; Iba a pedirle que anuláramos la boda. No obstante, para compensarle, el viaje de Luna de Miel seguía en firme, por nada del mundo me lo perdería. Ahora tendré que buscar a alguien para que me acompañe.

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