Pensé, mientras se lanzaba el coche contra el muro, la promesa que nos hicimos: hasta que la muerte nos separe.

!Está loca! gritó cuando tomé el volante, y su rostro pálido me desprendió una carcajada.

Mi vestido blanco inmaculado que manchó con sus engaños, se va a teñir de rojo y mi dignidad se conservará intacta.

Este viaje a la nada, llenará el vacío que me produjo saber que luego de 30 años juntos, iba a dejarme por una niña de 20.

El concreto se fundió con lo que éramos, por qué nadie escapa de su destino….

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