Pensé, mientras el coche se lanzaba contra el muro, que nunca me abrazaste después de hacer el amor, nunca me tocaste de verdad, ¿Cómo es que la flor del primer beso se convierte en un labio roto o un ojo hinchado?
Dentro del coche pensé, entre sollozos, en el suicidio. Mas tu enfermizo orgullo no me lo permitía. No quería que ganaras esta pelea. He ahí el impulso de saltar. Mierda, que bien se sintió. Sin embargo, al verte salir de él, supe que perdí…
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