Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro en las infinitas posibilidades de renacer de nuevo entre paisajes urbanos.

Todo viaje comienza y acaba. A veces la vida se queda sin frenos y estamparse contra cualquier pared de hormigón parece la única alternativa. Cuando comencé este viaje a ninguna parte supe que acabaría emborronando de rojo las calles de una ciudad cualquiera. Origen y destino tras las ventanillas.

Cerré los ojos ante el inminente impacto. Allí estaban la carretera, los árboles, el sol, los caminantes, los ámbar y verde, los rojos, la lluvia, la luna, mi canción y… tú.

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