Pensé, mientras el coche se lanzaba contra el muro, que quizás todo había sido una falacia.

¿Y si nada fue real?
¿Y si en verdad tuve una madre que me amó y nunca me abandonó?

Posiblemente mi padre nunca me conoció.

En fin, ahora ya es demasiado tarde.

Pestañeo, y al otro lado del muro veo a mis padres, con los brazos abiertos hacia mi.

Quizás esta vez podamos ser una verdadera familia.

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