Lástima que no haya billetes para maniquíes, porque los pelmas abundan en el transporte público. Si existieran, me evitarían el revoloteo de moscones y las conversaciones inoportunas.
Lástima que no haya billetes para maniquíes, porque los pelmas abundan en el transporte público. Si existieran, me evitarían el revoloteo de moscones y las conversaciones inoportunas.
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