LONDRES, a mis 18 años.

LONDRES, a mis 18 años.

Lástima que no haya billetes para maniquíes…

Lo último que introduje fue mi pluma. Comenzaría la difícil etapa tan complicada como emocionante que supone todo lo nuevo.

El avión aterrizó ¡Serían tantas las experiencias!

Cruzar el parque de extensas praderas, cada noche, a la vuelta del WEST LONDON COLLEGE con todo el valor de la juventud.

Una granizada, me sorprendió, resbalándome hacia unas botas de un enorme hombre que me levantó del suelo.

Tras el impacto, volví chorreando y pensé que no podría dejar de plasmar experiencias de ese año especial, que tanto influiría en mi futuro.

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