Lástima que no haya billetes para maniquíes. Leo las indicaciones del billete recién comprado: » se prohíbe la venta de este billete a seres inertes». Así que sigo con mi plan, llevarte en trozos, desmembrada en la maleta. Menos mal que no hablas, menos mal que no pesas demasiado, menos mal que no me pedirás ir al baño en mitad del viaje, menos mal que no te quejarás de la temperatura del vagón, menos mal…

Empezamos el viaje. Una señora a mi lado me pregunta:

– ¿Va usted solo?

Me pregunto qué debo contestarle…

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