En esta maleta no cabe casi nada. O es que he olvidado cómo apurar el espacio al hacerla. Después de tantos años no sería tan raro. Y mira que hasta mi nuera se ha ofrecido a ayudarme, como si yo fuera una inútil, que no es que no se lo agradezca, no, pero nunca me ha gustado que nadie revuelva en mis cosas. Estos hijos míos se han empeñado en llevarme a un sitio, que no desvelan para darme una sorpresa. Espero que no sea el Benidorm ese de los viejos.
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