En esta maleta no cabe casi nada, escuché decir a mi madre mientras en el baño yo intentaba limpiar mi tristeza. Ella no sabía que todo lo que yo necesitaba había sido seleccionado y empacado escrupulosamente en mi memoria. Dejé, como siempre, que ella se hiciera cargo de todo. Tomé la maleta y me despedí. Su hasta pronto fue dicho con un abrazo y mi nunca más, lo dejé escapar en mi mirada. Este sería nuestro último desencuentro.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS