En esta maleta no cabe casi nada. Gris y hermética como lo era yo antes de que revelase mis secretos, porque todos tenemos historias escondidas que languidecen allá adentro y se olvidan volviéndonos melancólicos, tristes, pero yo no quiero prescindir de nada: ni de equipaje ni de recuerdos, y empujo y me siento sobre esa maleta que no cierra porque quiero llevarme a mi madre y no cabe. Le corto una pierna para que su traje no se arrugue y verla siempre así de guapa. Le corto la otra. Logro guardar su fotografía.

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