«Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro» que lo mejor era cerrar los ojos. Así hacía cuando tenía miedo a la noche. No me tapaba con la sábana, tampoco llamaba a mi santa madre; solo cerraba los ojos y el peligro desaparecía. Lo aprendí de mi abuela napolitana que cuando desarmaba el pesebre, el último elemento que guardaba era Benino. Se trataba del pastor que se encuentra semi adormecido un poco distante del evento. Según la tradición cierra los ojos y sueña con el pesebre. Cuando ya se guarda es porque se despierta y así concluye el todo.

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