En esta maleta no cabe casi nada, perfecta compañera de viaje para no caer en la tentación de acumular en ella retazos de vida muerta. Nada que hunda mis pies en el suelo. Nada que oprima mis alas y evite que, en el último momento, el arrepentimiento me impida volar de nuevo.
Cada amanecer será una delicada página en blanco. Sin futuro ni pasado, solo el hoy llenará mi espacio y mañana borraré sus huellas siguiendo la senda que el corazón me dicte, sin pena ni gloria, pero libre.
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-Pasajeros del vuelo 727 diríjanse a la terminal.
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