¿Sabes?, lo peor de madrugar tanto ha sido que apenas te he visto; menos mal que las luces de los camiones me decían dónde estabas. No te preocupes por nada, no volveré a cagarla, esta vez pienso llevarme la autocaravana con los dueños dentro; los enterraré por ahí, donde nadie pueda… Clac. Tranquila, es la mirilla. Clac, clac. La llave… Ya voy, don, un segundo que cierro la ventana. Bueno, ya le has oído: que mueva el culo. No tardaré. Descuida, ese infeliz me las va a abrir todas.

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