¡Biip-biip!, otro toque y descuelgo. En la habitación la maleta sonríe abierta, a punto ya de digerir vaqueros y calcetines, extendidos sobre el mantel del mapa de papel, el trípode y la cámara conforman el menaje perfecto para ampliar un menú de todo incluido. Saboreo el destino mientras lo espeto a un móvil escuálido y sordo.

El locutor deglute el ultimo biip sin respuesta “siguiente llamada, ¿Dónde quieres viajar gratis este verano?”

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS