Un miércoles 8 de abril, sin censura, me llamaron a decirme que mi mamá había muerto.
Sentí que me atravesaban un cuchillo y me partían en dos partes, el viento no hacía mover las hojas igual, el vacío era interminable, mi alma se había ido junto con ella, yo estaba; sin estar.
Dirán que estoy loca, pero una noche la vi, fuimos a tomar vino, no paraba de abrazarla, ella estaba ahí frente a mis ojos, las carcajadas eran inevitables. El arco iris salió. -Te amo- le dije.
Hasta que desperté…
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