Nos juramos amor efímero y, tras domesticarnos mutuamente, eterno. El motor de nuestra pasión se saltaba las leyes de la termodinámica. Cualquier destino era bueno si era contigo. Marcamos el territorio en colchones de todo el país. Juntos tenía sentido hasta lo convencional.

Nos casaremos. Nuestro motor perpetuo nos llevará de luna de miel. Planeamos el viaje con ilusión y complicidad: el primer proyecto formal en común.

Entonces descubrí que a tu fiesta de despedida fuisteis solo dos personas.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS