Hubo una oportunidad pero no cuajó. No porque las zapatillas no estuvieran ya gastadas o porque no fuera una fecha adecuada. Tampoco era un problema la intendencia. Es cierto que no había entrenado y que seguramente me hubieran vencido las ampollas de los pies, pero sabía que así no merecía la pena y preferí guardarlo todo en un cajón: guías, hoteles, horarios de tren.

Y esperarte.

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