Entonces supo que su vida iba a cambiar pero no le importó. Quiso compartirlo con el planeta entero pero este no parecía interesado. Cerró los ojos y desapareció.

Su caravana seguiría recorriendo el mundo, su vitalidad contagiando y su persona deslumbrando. Un río o un lago serán la excusa perfecta para un chapuzón. Todo monumento brillará con ella de guía. Acompañará cada atardecer con un cuento; así sus dos mundos descansarán mejor.

Sonriendo se tocó la barriga, que gran viaje nos espera hija.

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