Mis abuelitos que vivían en el campo estaban muy preocupados porque su capataz estaba medio loco desde que falleció su esposa, Gumersinda.
Repetía sin cesar que quería ir donde ella estaba, mientras buscaba una cuerda.
Un ruido nos sobresaltó y corrimos todos hacia el galpón.
Allí estaba él despaturrado, con una pierna sobre un cajón viejo y roto y con una cuerda enrollada al cuerpo.
-«¿Que le ha pasado Cayetano?»
-«Ay Don Luis, que por querer ahorcarme casi me mato.»
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