Mi jeddi nunca salió de la aldea. No se fiaba de nadie para que cuidara a sus animales. Murió sin visitar Makkah. Mi padre sí lo hizo, con mi madre y mis hermanos. Yo no pude ir, me quedé con el rebaño. Ya habría tiempo. Insha’Allah.

Aunque no sé.

Azâ dice que si cruzamos las montañas su primo nos llevará a Tarbiz a demostrar que podemos ser dignos. Luego ya se vería nuestro destino. Quizás servir en Kirkuk, quizás volar a Europa…

Yo sólo quiero ver mundo más allá de las cabras. Insha’Allah.

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