Las huellas dejarían constancia de nuestro itinerario. Unas largas culebras en el polvo del suelo pedregoso. Culebras entreveradas solo de tanto en tanto. Al frente, colgada siempre del cielo, la inmensa esfera azul. Desierto y soledad por todas partes. Bellas crestas afiladas, sombras largas y silencio; mucho silencio. Así sería nuestro viaje a la luna, amor, un viaje sin miradas compasivas donde solo estuviésemos: tú, tu cálida sonrisa y este feliz despojo sobre ruedas que soy yo.

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