Sueños del pasado

Sueños del pasado

Abro mi ventana y lo primero que veo es un cielo azul, podía ser el mar pero no lo es. Este cielo me invita a recibir el día con energía y ganas de vivir. Bajo las escaleras de mi casa y me dispongo a salir a la calle, se me ocurre pensar que habrá ocurrido hace siglos en esta misma calle.

Veo carros de caballos, o quizá el ferrocarril. Es una calle de mucho bullicio, céntrica. Cerca se encuentra el ayuntamiento y una plaza enorme con árboles, bancos donde se reúnen las doncellas emperifolladas con sus delantales de organza y sus cofias.

Chismorrean, siempre andan escuchando detrás de las puertas, el barquillero deja a los niños rodar la ruleta . Un grupo de infantes saltan a la cuerda, mientras otros se columpian, juegan a la tanga.

La plaza esta llena de movimiento. Mientras, las señoras, muchas de ellas no se soportan, pero se reúnen por el que dirán y enredan igual que las doncellas criticando a alguna de estas que ellas llaman libertinas porque no esconden lo que les gusta hacer o decir, ellas viven engañadas y reprimidas, manteniendo una postura cómoda.

Paseo por mi barrio y me imagino la tienda de ultramarinos, al entrar suena una campanilla anunciando la llegada de un cliente, observo como aparece un hombre vestido con una bata azul marino y en el bolsillo lleva inscrito en letras doradas su nombre Francisco.

Me acerco a ese mostrador de madera maciza que posee dos balanzas una a cada lado de color blanco, donde pesará las legumbres y demás menesteres que le reclame.

El hombre, me atiende introduciendo lo que le he pedido en unas bolsas de papel marrón y de forma muy correcta nos despedimos, hasta otro día.

Salgo a la calle y escucho el cántico del afilador, un hombre con su boina, pantalones desarrapados y americana desgastada y agujereada, arrastra un carromato parándose en cada portal esperando que le bajen los cuchillos para afilar.

Me dirijo a la tahona, humea un olor a bollos recién hechos, me atiende Paca, gorda como ella sola, asoman unos rizos rojizos de su gorro y un delantal blanco deja admirar esos brazos carnosos , no es de extrañar que la mujer esté de ese porte porque todo los dulces no pueden ser más deliciosos.

Al salir me encuentro con Peter, no se como describirlo es mi hombre, aunque el no lo sabe, estudioso, se dedica a la ciencia , vive justo en el portal de al lado. Trabaja en un centro de investigación, rubio, pelo alborotado, patillas anchas, ojos verdes, labios carnosos … y ¡como viste!, traje color camel, camisa beige con tirantes granates de lunares. La indumentaria hacen de él un hombre de lo más chic.

Nos paramos y hablamos un rato aunque aquello más que hablar parecía un monólogo, es poco hablador, tímido, y metido en su mundo de la ciencia, intento retenerlo pero no hay manera, nos despedimos .

Decido acercarme al salón de té, se encuentra a dos manzanas, allí estarán mis amigas que siempre quedan a la misma hora.

Al entrar choco con Margarita, altiva y engreída hasta la saciedad siempre va a la última, lleva un vestido fruncido que resalta su figura asomando esos pechos prietos a causa del corsé. Se disculpa y me informa que se encuentran al fondo de la sala.

El recinto esta dividido por columnas,  rodeado de mesas circulares y unos pequeños sofás envuelven las paredes del salón. Escucho la risa de Sofía es inconfundible me acerco donde se encuentran.

-Hola queridas, el salón esta repleto .

-Me acabo de encontrar con Margarita, parecía que tenia mucha prisa.

-Ha discutido con Eloisa, siempre tiene que tener la razón y hoy se ha ido malhumorada porque le ha dado donde más le duele. Le ha comentado que Pepín su medio novio, le han visto con otra y ella no se lo podía creer… era imposible, porque el estaba loco por ella ,y el otro día se le declaró que patatin y patatán, el caso es que por eso se ha ido , y lo mejor es que no os imagináis con quien está…

Todas como arpías queriendo saber quien era … Pues bien os lo voy a contar:

Es una chica de origen francés, se llama Claude, estudia piano en el conservatorio de música, no es que sea muy guapa, morena, melena larga recogida en una trenza, bastante estilosa. Suele llevar sombrero y ropa diferente a la nuestra , parece más moderna, aunque os diré que las francesitas presumen de ligeritas y a Pepín le ha enganchado ; con lo panolis que es me puedo imaginar…

Me estaba cansando de oírlas, no hacían otra cosa que sacar los trapos sucios de la gente, quizá era porque sus vidas eran un tanto anodinas. Acomodadas donde no tenían mayor preocupación que cazar un buen partido, para mantener su ritmo de vida. Aunque por otro lado tengo que decir que Margarita se merecía eso y más por ser una persona soberbia y arrogante, se había quedado compuesta y sin novio, aunque esperad que esto va traer cola porque ella no se va a rendir así como así, alguna artimaña se le ocurrirá.

El ambiente se encontraba cargado decidí ir hacia casa. Necesitaba un poco de aire, refrescar la cabeza de tanto comadrear. Me senté en un banco y dediqué un tiempo a observar a la gente que paseaba. Me encanta ..podría estar horas.

Que esconderán todas esas personas, siempre me lo he preguntado. Les examinamos y por su forma de vestir, andar , relacionarse nos creamos una historia de ellos

La calle donde vivo siempre será el lugar donde comencé, nací allí, conocí a personas que habitaban cerca de mí, hice amigos, enemigos, tuve encuentros amorosos, desilusiones. Diferentes etapas inolvidables, hasta que llegará un día en el que me iré para buscar mi propia calle.

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