Castigo Inmerecido

Castigo Inmerecido

pefante infante

06/01/2021

Soñó con una extraña llamada y vio todo su cuerpo congelado.

Ni la cita con su doctor el psicólogo descifro que le aguardaría.

Nadie lo sabia todo estaba muy bien guardado.

Solo unas pocas personas conocían una pequeña parte de esa porquería.

Todo el gran proyecto permanecía oculto bajo estricto candado.

Apenas terminaba el año los estudiantes celebraban con pollo y chistorra

Bebían un poco de vino viejo el mejor que estaba añejado.

Unos preparaban maletas otros escuchaban la banda de factoría

Mientras tanto en algún lugar lejano se cerraban varios condados.

Con hospitales y clínicas llenas de personas con piel pálida y la sangre fría.

Al otro lado del mundo la gente feliz jugando cartas y a los dados

Transcurriendo esa ligera noche tan rápido como si la luna corría.

Esperaba su amanecer fugaz porque felizmente termino su postgrado.

Se despertó como siempre con la mirada llena de alegría.

El equipaje listo pasaporte en mano con su boleto comprado.

Su hermana Ángela estaba con los ánimos opaco y desabría.

Porque Aba vendió la casa y todos sus lujos marchándose de su lado.

Faltando 12 horas para su vuelo, su familia viaja al aeropuerto de Picoria

Poco a poco porque el trayecto es largo llenos de colinas y prado.

El joven finalmente embarca su vuelo para Asia a la Ciudad de Ricahombría.

Si saber que algo extraño en su destino estaba oscuro y nublado.

A los 3 días Ángela recibió la desconocida llamada la que ella misma presentía.

Enterándose que su hermano había muerto en extraña circunstancia en aquel lejano condado.

Ella muy consternada, triste con la familia y su amiga Estefanía.

Autorizan al Gobierno de aquel país para que su cuerpo sea cremado.

Muy rápidamente ese virus fue llegando a casi todos los países como la tiranía.

Vivíamos como los presos sin salida y todo el tiempo enmascarado.

Las noticias te inundaban por televisor, correos y telefonía.

Cuentan mi amiga que varias familia fueron robados.

Con el pretexto siniestro que tu hogar fumigarían.

Todas las entidades financieras sin servicios y clausurados.

Mientras tanto con falsas compras por internet tu dinero sustraían.

Gracias a la cuarentena los campos y cultivos fueron abandonados.

Y misteriosamente la transnacional con el agro negocio se enriquecían.

Cuenta mi abuelo que los amos del mundo son muy afortunados.

Porque una extraña entidad les dijo que todas las vidas les pertenecían.

Siempre recuerdo ese trágico y amargo momento tan improvisado.

No entiendo porque el destino te llamo de esa manera si tu no lo merecías.

Siento mucha culpa por ese estúpido sueño que nunca pudo ser descifrado.

Ahora siempre lucho para denunciar que la vida y la salud no son mercancías.

Quizas me critiquen por mi accidentada redacción o por no reunir lo esperado.

Pero continuo con mis ganas de escribir porque nunca me la quitarían.

A mi familia y a mi hija les publico estas pocas letras porque las amo demasiado.

Sin olvidar lo que le sucedió a mi hermano en esa trágica y nefasta travesía.

Les comento que sin empleo y en cuarentena sigo trabajando como un loco enamorado.

Construyendo poco a poco mi buena suerte para atraer mi propia y exitosa epifanía.

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