¡Boom!

Su hijo cae parsimoniosamente hacia la fría superficie de cemento.

— ¿Alguna pregunta?

Silencio…

Aún puedo ver las siluetas borrosas de mis compañeros en sus carpetas, la voz de la maestra sigue deslizándose en el salón.


Él huye…

Luz naranja, cálida. Desciende el silencio y de rodillas solloza la madre, oigo sus murmullos agónicos, gira su rostro hacia mí, me ve… Puedo percibir su dolor, sus ojos húmedos brillan con tristeza.

¿Es su dolor, mi dolor?

— ¿Alguna pregunta?

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