El profesor insistía en que buscáramos el lado oscuro. Conseguí infiltrarme como un alumno más para desenmascarar a los culpables. Había que seguir todas las pistas, el decálogo de Neuman estaba repleto de ellas: «Contar un cuento es saber guardar un secreto» «en las primeras líneas te juegas la vida» «la voz del narrador no siempre conviene que se escuche». Sabía que aquel taller era una tapadera.Cuando saqué las esposas y até con ellas a mi compañera poeta, me miraron raro. Nadie dijo nada.

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