El creador dotó a Los Djinn de cierta tangibilidad en el mundo humano. Más aún, a humanos y Djinns los hizo afines a tal punto que ambas especies, en no pocas ocasiones, han engendrado hijos. Además, el Uno les otorgo a los Djinn la familiar sensación fantasmal del libre albedrío así como el disfrute de la malicia.

Los efectos de su invasión se pueden manifestar con claridad en las personas y lugares. El conocido método para encerrar a un Djinn en una lámpara se ha perdido en el tiempo.

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