Ilusiones y avatares pandémicos

Ilusiones y avatares pandémicos

Cristina Bella

28/04/2020

Luego de haber trabajado con niños durante algunos años, decidí dar un vuelco a mi vida profesional: cambié las risas del salón por la sobriedad de una oficina con profesionales que se convertían en mis estudiantes cuyas intenciones son las ganas de superarse. También complementé mi trabajo en una comunidad educativa universitaria. 2020 llegó con cambios positivos para mí, me sentía en pleno auge de crecimiento profesional, con nuevos retos, sin duda me sentía diferente. 

No dejaré de admitir que extrañaba a mis pequeños, pues sus detalles y preguntas hacían que ningún día fuera como el otro, y a pesar de extrañarlos, sentía que estos nuevos retos estaban complementando mi vida profesional de manera significativa. Y fue tanto así que hasta me propuse ampliar mi horizonte profesional estudiando más, especializándome en mi campo y desarrollando mis habilidades. 

Hacer todos estos cambios en mi vida me significaron sacrificar un trabajo con sueldo fijo y prestaciones para ser independiente, pero era un cambio que deseaba hacer desde lo más profundo de mi ser, así que a un trimestre de terminar el 2019 me arriesgué renunciando y poco a poco las oportunidades empezaron a llegar. Sentí satisfacción en mi nuevo campo de acción. Creí que mi decisión había sido la más acertada porque todo comenzaba a brillar para mí, no hay satisfacción más grande que poder departir en una clase donde los estudiantes no solo escuchan, sino que juntos enriquecemos y crecemos profesionalmente, pues sus experiencias compartidas complementaban las mías propias. 

Todo marchaba bien, tanto, que los meses que no tuve trabajo empezaron a ser compensados con más horas de labor al estilo que tanto estaba disfrutando… así hasta que llegó a nosotros la cuarentena, y con ello reducciones de presupuestos, cambios de horarios, reducción de jornadas laborales, de sueldos, y mil consecuencias más, que aún cuando era mi trabajo soñado, llegué a arrepentirme, porque de no haber dejado mi trabajo fijo, no estaría sufriendo la falta de horas de labor. 

¡Qué contradicción y que pesar! Aún no sé qué decirles sobre lo que la pandemia quiere enseñarme en el plano profesional.

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