Cazadores de murciélagos…

Cazadores de murciélagos…

 Brilla desde  una estrella la imagen del profesor Vicente Arquímides Tadeo, pionero del pleno empleo. Titular de la cátedra de Electricidad del Automóvil de la Universidad Popular de Wilde. Quien atento a lo que pasaba, siempre creaba, un camino diferente para intentar una nueva labor especializada.

Conseguirán empleos con la electricidad del automotor, iluminarán, autos,  submarinos. tengan fe. Confíen,  si no les agrada el trabajo pueden probar, combatiendo  plagas bravas. Ya hice un camino,  erradicando termitas con gas carburo, derrumbando casas por las cercanías y en  Córdoba, gané un dinero grande asesorando fuerte. Chamullaba lindo. Todo problema tiene solución. Pregonaba. Y los alumnos se quedaban atornillados, esperando el cuento. Ese es un nicho que hay que habitar. Porque el saber no ocupa lugar y puede » bancar»,  a un hogar. No se van a morir de hambre. Siempre hay un trabajo nuevo. Serán expertos conocedores en combatir murciélagos. Y metía mano directa en la demostración. Los viernes, días de ensayos.Llegaban hasta el campanario de la Iglesia del Carmen, en Wilde. En la quietud de la noche, revoleaban zapatos en desuso con explosivos hacia la torre. Explosión y desbande, una nube negra cubría el cielo. Desde abajo, los próximos cazadores de vampiros, tiraban con gomeras y bolitas de acero a los ratones con alas, que caían como pianos al piso.

Tumulto, caída, recolección y había que prenderle fuego para desinfectar la zona. Porque estos bichos son portadores de rabia, y tantas otras enfermedades que desconocemos. Pero son capaces de generar dolores y sufrimiento a una sociedad buena. Atentos. Mejor prevenir que curar. Ya tuvimos problemas con el virus H5 N1, con las gallinas sedosas, gripe aviar. Y los virus siempre vuelven.Cuidado…

Cuando hay especialistas médicos que  hablan del tremendo contagio que causa el Coronavirus. Cuentan los caídos diarios,  para informarnos de los goles en contra que sufren los países, nos angustiamos feo. Tratamos de protegernos con barbijos. Pero algo pasa, que no cierra  esta pandemia desatada por sopas chinas de murciélagos,dicen gargantas profundas.

La cuarentena te obliga a quedarte en casa. Se perderán, millares de empleos, pero surgirán otros diferentes. Como leones en celo vigilaremos y encontraremos, una cueva nueva profesor Tadeo.

ISIDORO GUIDROBROS

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