Amaneceres distòpicos

Amaneceres distòpicos

Selene Sena

24/04/2020

Ardiò mi despertador, preparé el mate, abrí mi ventana y perdí la mirada en la austeridad de la  noche. Subí a la terraza  con la idea de filmar el despertar de la ciudad ceñida por el frío de un ominoso abril que nos encontró a todos siendo espectadores, experimentadores y posibles víctimas de la plaga fortuita. Irremisiblemente, el sol comenzó su trabajosa ruta por el cielo a las 06:58  y con él mi registro fotográfico y junto a ellos el reverberar de mis pensamientos. Son días de hilvanar y deshilachar ideas, días para detenerse y observar en quietud. Saco fotos porque creo que ningún amanecer, ningún crepúsculo matutino, ningún declive en el mundo entero se iguala a los vistos en días de confinamiento.
De pronto, somos anacoretas y cronistas de la generación del 20, somos Procopio de Cesárea intentando registrar la peste que asoló al imperio de Justiniano (es formidable cómo la historia se repite).Han pasado veintidós albas y veintidós declives difíciles de registrar incluso para una empedernida fotógrafa y es que estos amaneceres, no son esos amaneceres que conocimos. Sale el sol que hoy lame mi piel con sus reflejos dorados  y es un sol manchado, funesto, tristísimo:destella la inexorable imagen de que alguien se està quedando sin alguien.

No sabemos qué sigue, el mundo quedó interrumpido hace más de un mes y recurrimos a los libros para que nos den algunas representaciones similares: tanteamos el terreno de este contra tiempo histórico leyendo a Boccaccio, Camus, Thomas Mann, García Márquez, albergamos un poco de María Antonieta en su primera etapa de forzado aislamiento y tantos otros. 

Generacionalmente, transitamos por las aporías de nuevos relieves de la existencia: vivimos la utopía transformada en distopía, estamos hartos de vivir como soñábamos vivir. Está bueno tener diez horas para retomar lecturas postergadas dijo Vargas Llosa desde su confinamiento pero que se termine pronto.Nadie quiere seguir pero nadie quiere perder a nadie y por eso seguimos. Sé que después de esto el miedo al virus nos va a quedar agazapado en la nuca.Ojalá, pronto el mundo entero pueda ver el “Étoile du matin” y todo esto quede como un trágico recuerdo.

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