“Por mí se va a la ciudad doliente.

por mí se va al eterno dolor,

por mí se va con la perdida gente”.

Comedia, Infierno, Dante Alighieri .

Lucía Enguita Mayo

He dado un penoso ejemplo de pudor y he sido infiel. Aún espero que Amor acuda en la forma del Arte. Me tiré rodando y alcé la Tierra mil veces sobre los hombros. Acudí a fincas de la nobleza y a una choza de Orihuela, viví en palacios y me consumí en pisos colmena. Tejí una mortaja para un ángel-demonio que vivía de mi sudor y vaya que si transpiré, eran los años del plomo y informé de hasta seis atentados.

He vivido una década en el ostracismo, adolezco de la betê noire y soy, como todos, vulnerable. También estuve a punto de pasar el Aqueronte. Ahora quiero vivir. Porque también sufro de librofilia, cinéfilia y estoy viviendo el estado de sitio con mucho arte.

La OMS dice que hay que mantener la rutina. ¿La diversión o los juegos? Bailo asomada al balcón. Flamenco, trap, funky. Ayer danzé “Anda jaleo, jaleo” diez veces. Se conmemoraba el 89 aniversario de la II República, que retrató, otro poeta, en “La plaza”. Y el Primero de mayo dirigiré, a la acobardada audiencia, la música que dice así: “Larga vida al anhelo del pueblo”. Putin ha tenido visión en recuperar el himno.

Hago viajes con los libros y el cine clásico. Me transporto a otra realidad con Miles Davis, Bob Dylan o J. S. Bach. La palabra que los medios de desinformación difunden es “distopía”. ¿Qué distopía ni qué niño muerto? ¿La que relató Spielberg en Inteligencia Artificial hace 20 años? ¿Cyborgs, róbotica? La literatura que no se acaba nunca, dice una escritora premiada con la innombrable.

Y cuando llegue la hora tranquila echad las cenizas al Duero, en el cruce con la A-6.

                                              FIN

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