Lloro y me es fácil hacerlo, pero dejar ir el dolor me es imposible, es como si lo tuviera tatuado, tan solo quiero que el agua se lleve todo lo que no puedo dejar ir, que lo arrastre y lo borre.

Acudo a la lluvia o a mi ducha; me hacen pensar y sentir que soy parte de ella que caigo en mi propio rostro, que arrastro mis propias lagrimas llevándome el dolor y las preocupaciones, me hacen sentir que todo eso se va al caño, al cifon, al olvido.

Me convenzo que ya estoy limpia ,que soy un papel en blanco, un lienzo que quiere trazos suaves y significativos, pero para mi sorpresa a contra luz, como en la oscuridad, se han de notar mis cicatrices que conforman cada parte de mi, uniendo mi cuerpo con hilo y aguja; como si cada bordado fuera una parte de mi vida.

-¿Y si vuelvo a empezar?

-Si saco todo el hilo volvería a empezar

-Pero, ¿ves eso que sobresale?

-Esas marcas, esas marcas no las borra ni el agua de la lluvia, ni la de tu ducha y menos esas gotas de agua que salen de ti; esas marcas, son para siempre.

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