Con el aburrimiento de estos días de cuarentena Jorge decidió llamar a Susana, la que fue su amante por varios años, con la que se veía seguido por las mañanas para hacer el amor luego de que el papá de su hijo se fuera a trabajar; duraron cerca de cuatro años, con esta rutina de verse a escondidas, hasta que Jorge se fue a vivir a otro departamento, los separaba una distancia considerable de alrededor de un día de viaje. Jorge tuvo algunas mujeres pero ninguna tan fiel como Susana la cual le prometió que siempre iba a estar para él. El día de la video llamada por WhatsApp Jorge estaba acostado y ella en una silla ubicada en el patio de ropas de su casa, ella le hizo un gesto de que no dijera nada, poniéndose su índice derecho en los labios, indicando con esto que estaba acompañada, se miraban serenamente por unos buenos segundos, extrañándose, acariciándose con sus miradas, cuando de repente Jorge bajó un poco el celular y empezó a darle cabezazos a la cámara con el pene, y estaba iniciando a hacerse la paja a nombre de ella. Cuando de repente Juan Carlos el hijo de Susana quien ya tenía dieciocho años fue a buscar a su madre y le preguntó; mamá sabe dónde está la escoba, apenas lo escuchó, Susana se quedó paralizada y en respuesta natural escondió el celular y se puso roja, y le indicó a su hijo dónde estaba la escoba. Juan Carlos sabía muy bien que tanto su padre como su madre eran infieles, y que ese era el motivo de sus peleas, pero que también esos les servía o así eran felices, pero, de saber eso a ver directamente un pene en el celular de su mami en plena masturbación había mucha diferencia, en ese momento cruzó un bobo gritando: ¡se supo todo, se supo todo!, las palabras de este personaje que no hacía más que repetir la misma frase y girar sobre sí mismo mientras iba caminando, quedarían por siempre en la memoria de Juan Carlos.

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