Jorge el Colombiano le había arrendado una habitación a Dimas venezolano que se dedicaba a vender dulces en los buses y pedía dinero a cambio de bolívares, otra de la habitaciones se la arrendo a Yuri una venezolana que vendía tintos, y la tercera se la arrendo a Carlos un colombiano que vivía del reciclaje, cada uno pagaba a diario 10 mil pesos, con la llegada del coronavirus al país, cuando inició la cuarentena por el covid-19 Jorge les advirtió que con tres días seguidos que no pagaran tenían que irse, Jorge le había asignado a cada uno un espacio en la nevera, él tenía una cuajada de ocho libras en la nevera y a los cuatro días de cuarentena noto que le hacía falta un gran pedazo al igual le faltaban bocadillos y le habían bajado un poco a la leche, ante lo cual reunió a sus inquilinos a ver cual había sido.

-Yo fui el que cogió el pedazo de cuajada y dos bocadillos- reconoció el venezolano

-¡Pues tendrá la puta plata para pagarme ya, eso y lo de estos días del arriendo!- le dijo Jorge

-¡No puedes ser así chamo!- le respondió el venezolano

-¡Esta no es una puta casa de caridad!

-Dimas, saco un pedazo de cuajada que tenía en la habitación y un bocadillo y selo tiró al piso y le dijo- ¡toma, toma maldito! y se lanzó y lo empujó y le pegó un puntapié.

-¡Este triplehijueputa!- le dijo Jorge, mientras sacó un revólver calibre 38 y le pegó un tiro en la rodilla

-¡Eso es para que respete, y se me va ya mismo de esta casa al igual usted Yuri!

Dimas salió cojeando y gritando del dolor, recogió su maleta y se fue, dejando un chorro de sangre por la casa.

Yuri le dijo que le podía pagar en especie

Jorge lo visualizó, pero tuvo miedo que le prendiera alguna enfermedad venérea así que le dijo que mejor se fuera inmediatamente, ella y Dimas tuvieron que regresar a su país. Carlos tuvo dinero para quedarse.

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