Llegaste volando, sin ningún esfuerzo. Con esos ojos que miran sonriendo. Como mi pequeña tortuguita, dejándote ser paz y tranquilidad. Siempre nadando en la distancia, observandome y haciéndome recordar lo que es importante en la vida. Fluidez y harmonía.
Vuela mi tortuguita, vuela. Explora el mundo y sus mares, transmítele a las personas tu luz y tu paz, que cada alma que toques, se marche con una sonrisa.
Gracias por nadar a mi lado hijita. Gracias por confiar, por elegirme al nacer, por enseñarme lo que significa el amor incondicional.
Nos vemos por esos mares cuando volvamos a nadar y acabe el confinamiento.
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