A fuerza de repetición

en todos los canales masivos

de comunicación

la información…

golpea como la cascada

al tocar el agua en reposo

cual tormenta, cuyos ¡truenos relampagueantes!

atraviesan el cielo

de individualidades, familias, comunidades, países.

Viento que golpea incontrolable

se expande, ¡cruza fronteras!

sin licencias ni permisos especiales.

Esperanzas desvanecidas

que ejércitos, armamentos, políticos, influentísimo

y vanidad del hombre invencible y conquistador

frene o amortigüe su paso.

Cuando llega a mi conciencia

empiezo a vislumbrar

impacto, trascendencia y alcance.

Nuestro mundo danza tan rápidamente

se ha acostumbrado a la vorágine del tiempo

a correr tras el reloj

a conquistar cimas,

alcanzar utopías.

Hoy se exige tomar un respiro

aislamiento, soledad, introspección

¡No a la socialización!

¡No más abrazos, besos o estrechar manos!

¡No acunar niños en el regazo!

¡No sostener la mano del enfermo, del anciano!

¡No al contacto real!

que permite escuchar la sincronía de latidos

y trasmisión de calor

¡Desconfianza!

¡Miedo!

¡incertidumbre!

estadísticas escalofriantes

datos fríos

que muestran la pequeñez de la humanidad

ante esta pandemia

que se corona como reina del mundo

trayendo consigo

¡enfermedad!, ¡miseria!, ¡dolor! ¡muerte!

Científicos desesperados

economía en declive

desconcierto

vacilación, tambaleo.

¡Espera!

¡Aún es tiempo!

Hemos vencido otras catástrofes

concentrando energía, fuerza y optimismo

atendiendo indicaciones

urdiendo estrategias para vencer al enemigo.

Son momentos:

de quietud, reflexión, para sí mismo

aprender a mirar, abrazar y besar con el corazón

conectar almas,

unir nuestras voces

tender puente

¡Que la mirada acaricie!

¡El espíritu abrace!

Desbordar ternura y amor

cuidándose a sí mismo

y a su alrededor.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS