Habíamos iniciado bien, todo el mundo estaba un poquito sacado de onda por la situación, yo entre ellos, pero no me importaba porque yo y mi pareja estábamos felices, y por fin íbamos a descansar, el punto aquí fue cuando empezó el encierro, no nos encerramos juntos , fue así de cada quien en su casa, conforme pasaban los días nos íbamos comunicando por las redes sociales, por llamadas telefónicas y por otros medios de comunicación, pero de repente empecé a notar algo diferente, ya deja de escribir , pocas veces contestaba y casi nunca tenía la iniciativa de las conversaciones’.
Me dolió todo esto. porque luego vino mi reclamo y no lo pudo soportar pensó que yo era un neurótico, un loco y un demente, eso fue lo que me dijo, ahora que caigo en cuenta, con este encierro, a lo mejor sí lo estoy, porque ahora todas las noches tengo una batalla con esta cuarentena esta batalla que ha hecho que salga un enemigo en contra mía.
Cada noche era lo mismo, deseaba muchas veces que jamás llegara esta hora pues yo las empezaba a odiar, todas mis noches, era oscuridad que alteraba mis sentidos, y esta traía consigo malas noticias anunciaba más días de encierro, y está siempre me ponía a mí en los peores de los dilemas, en las peores de las indecisiones, yo, yo tenía que elegir uno de los dos bandos que se enfrentarían en todas las noches,
¿A quién le rendiría tributo?
¿para quién sería mi lealtad plena?
Esos cuestionamientos no salían de mi cabeza, me empezó a angustiar más y más, era la señal de que la guerra empezaba, que el conflicto daba inicio, yo, yo me presionaba más, estaba analizando los dos adversarios, sin saber aun a cuál unirme. No lograba tomar una decisión, yo sabía que tenía que hacerlo, era muy triste porque en las noches de cuarentena siempre era protagonizada por una guerra de yo vs mí.
¿y tú cual elegirías de estas dos opciones?
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