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En ese apartamento vivía una familia “perfecta”, esa que tiene a Papá y Mamá, niño y niña. Bueno la verdad niño y niña fueron en un momento que a mí no me tocó porque yo conocí al niño ya casi siendo adulto y a la niña entrando o en plena adolescencia.
El Papá era igualito a físicamente “Don Cuasimodo” el de condorito, solo que de pelo castaño y no negro, y no tan gordo. De ese señor de lo único que me acuerdo es de su apellido, “Parra”. Parecía que era muy trabajador. Una vez en la tienda del 24 lo escuché participar en una discusión con Don Guillermo, el de las volquetas y otro señor de cara cuadrada y gafas acerca de asuntos religiosos. El viejo Don Guillermo decía: “Es que la única religión, religión que hay es la católica, ¡el resto son sectas!”. Eso pareció una tiradera para el sujeto de cara cuadrada que parecía ser un cristiano protestante. A lo que Papá Parra respondió: “No Don Guillermo, si hay más religiones, por ejemplo el Hinduismo y el Islam”
De la Mamá no me acuerdo ni de su nombre ni de su apellido, solo que era algo fafarachosa, usaba botas de cuero altas y ropa algo a la moda, tenía cara bonita, pero su cuerpo parecía una nevera, completamente cuadrado. Tenía el pelo marrón largo y liso. Cuando llegaba a su casa, si había vecinos afuera saludaba con mucha efusividad y se entraba a su casa sin decir nada más. Parecía que trabajaba en algo como de oficina, banco o cualquier cosa parecida. No sé
El hijo se llamaba Juan David, era alto y atlético, medianamente apuesto. Se dice que había salido en una telenovela como extra o algo así. Algunos en broma decíamos que vendiendo bananos. No tenía amigos conocidos. Había egresado del colegio militar y muchos jóvenes lo detestaban, entre ellos mi hermano, y este último, por pendejo, se ganó una golpiza bastante jugosa de parte de Juan David.
……..continuará
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