De chico el miedo, el miedo, de salir, de juntarse. La oscuridad nos replegaba a estar en nuestras casas. Nos asustaba, lo colectivo era penado con horribles cosas que de chicos no podíamos imaginar. El miedo, el miedo, nunca lo voy a olvidar; el miedo que te tomaba por el brazo para meterte adentro al anochecer, a no salir, a quedarte. Lo colectivo, ese sueño que aprendí en mi primer centro de estudiantes, el miedo de ellos a lo colectivo. El miedo nuestro a su miedo. Como una paradoja, este 24 marzo nos encuentra en nuestras casas aislados defendiendo lo colectivo desde aquí, ya sin miedo. Ni olvido ni perdón.
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