Sale de la ducha, son las diecinueve cuarenta y cinco, va bien de tiempo. Se mira el nabo y es consciente de que como siga cascándosela al ritmo de tres gayolas al día terminará destrozándose el pito que sí, que vale, que mañana será otro día y se dispone para salir al balcón, así que se enfunda el pijama raído, las pantuflas, se mira delante del espejo, se despeina un poco con la mano y va a coger la cacerola.
Revisa la libreta de encima de la mesa de escritorio, todavía faltan siete minutos, patio número 37, el segundo piso de la izquierda dos adultos y un adolescente, a ella le rebanaré los pezones con los alicates, eso lo tengo claro, lo que no sé todavía es si todavía estará vivo el padre o el hijo, al lado no viven, en el piso de encima dos viejos, paso, esos para reventar puerta, tercero izquierda los maricones, a éstos tengo que prepararles algo un poquito más especial, cuarto izquierda el funcionario y la asquerosa de la mujer, para éstos sin duda el paquete Premium, tengo que ver dónde consigo las ratas, y en el derecha, la de hoy, la chica soltera, la de las tetas postizas, levanta la cabeza, escucha los primeros vítores, sale al balcón y comienza a gritar, ¡Resistiré!, mira enfrente y allí está, definitivamente sola, se miran, se sonríen, aplauden, ¡Viva! él aparta la mirada, modo tímido “on”, se empalma, no controla su mente, las imágenes de todo lo que le va a hacer cuando esté a solas con ella se colocan en primer plano, se entra, el bulto empieza a notarse debajo de los pantalones del pijama, va hacia la libreta y apunta todo, la lámpara que ha podido ver junto al sillón, en la mesita, ese fuste que será perfecto para metérselo a aquella zorra, las cortinas, efectivamente necesarias cuando empiece su labor, pero lo deja, cierra sus cortinas y se sienta en el sillón, se baja los pantalones y los calzoncillos y comienza a calzarse la cuarta del día, mañana paro, de verdad, mañana paro.
OPINIONES Y COMENTARIOS