casa tomada (con minúsculas)

casa tomada (con minúsculas)

La ventana se enciende de otoño y me regala una esquina de cielo. Disfruto de la mañana hasta que la casa despierta.

Irene teje para mí, ovillo tras ovillo.

Ahora en pausa, la vida doméstica enlaza, complica y demanda . Sin recreos, vivir con el otro pide paciencia.

Han tomado el otro lado de la casa.

El aislamiento impuesto es el límite, la ausencia, el vacío, el silencio.

Por la noche, se escuchan hasta los gestos.

Al celular, mejor no mirarlo. No todavía.

Cerramos la gran puerta de cedro.

Libre, el tiempo, en realidad no cuenta, porque demasiado no es libertad, si no tiene motivo. Se apilan Cortázar, los libros por leer y las hojas en blanco.

Mis libros en francés quedaron del otro lado.

Las rutinas son las anteojeras, tan necesarias.

Nos recluímos en la parte delantera de la casa.

¡Hasta la vista sol! ¡Hasta luego brisa! ¡Hasta pronto mar! ¡Ya nos veremos!

Salimos y arrojamos la llave.

Hoy puedo decir que existo. Y que pienso, aunque tomaron mi casa, invadieron mi mundo y me siento exiliada de mi propio universo.

Mientras afuera, a la intemperie, cuántos dejaron de respirar y ya no les importa Cortázar.

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