El virus volverá a mutar.

Este diario puedo redactarlo porque a riesgo de mi vida, escapé de la Colmena y ahora hago mi propia cuarentena en completo aislamiento y secreto. Aprovecho la contingencia para declarar una verdad que pocos sospechaban o intuían. Wuhan obviamente, jamás fue el epicentro del dilema viral, ahora universal. El origen siempre estuvo en todas partes, porque el Panal esta en todas partes al ser el núcleo mismo.

El Virus (que por cierto originalmente se denominó “Vía †”) y su extraña consistencia proteínica le permite evolucionar a pasos agigantados. Busca replicarse indudablemente y su potencial instinto provoca que su espíritu molecular implosione y con ello busca secuestrar cuanta célula se cruce en su camino.

Progresará. Prevalecerá en el aire en breve. El simple contacto será suficiente para transmitirle.

El virus, Vía †, debe mutar… y lo hará.

La idea original era la batalla genética para vencer al cáncer. Lo sé. Lo entendí, lo defendí y lo propugné ante el consejo bioquímico de Umbro, la compañía.

La doctora Davelle era infalible. Siempre lo fue. La vacuna contra el cáncer ya es un hecho. Ella lo logró. Me consta.

Pero ahí mismo, en el laboratorio, su obsesión salvadora fue su más grande error y degeneró en que de las mutaciones que ella causaba -su vacuna-, el virus aprendía e iba generando su propia y completa independencia.

Luego las teorías conspiracionistas, simplemente acontecieron. Alrededor del orbe se cree que el agente viral fue creado para reducir radicalmente la sobrepoblación y por otro lado menguar la sobreexplotación del bioma. Que los adultos mayores son las presas o el lastre. Que la economía mundial se mueve por obra y gracia de los titiriteros capitalistas que necesitan inmortalizar practicamente sus ganancias. Que la globalización necesita un nuevo rumbo hegemónico. Que se pretende contener la destrucción causada por la especie más depredadora de la historia… y otras muchas suposiciones.

En el panal 17, supe del futuro: El virus infectará a la especie humana. La mayoría perecerá. Pocos degenerarán a un estado primitivo, vampírico y agresivo; y el uno por ciento seremos inmunes…

(continuará)

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