Tal vez un nosotros

Me enteré de tu contagio a través del WhatsApp de grupo. Este virus es implacable. Debes de estar pasándolo mal sin estar en el terreno de fuego sanitario, pero por lo que me dicen sufres fuertes dolores de cabeza y un cansancio extremo.

¡No sabes cuánto me gustaría darte un fuerte abrazo! Hace un año y tres meses que no te veo y parece que fue ayer, pero te recuerdo más de lo que yo quisiera. Sobre todo pienso en el tiempo que nos tratamos, manteniendo los límites laborales enviándonos señales seductoras ambiguas y albergando dudas que nunca llegaron a resolverse.

No sé desde cuándo revolotean mariposas en mi estómago, ¿hace dos años tal vez? Por ti, siempre tan cabal, educado, inteligente, ordenado, discreto hasta decir basta. Había que leerte entre líneas, interpretar tus rubores, dar significado a tus silencios sin saber si habría una puerta abierta para mí, un sendero que la timidez no superó y que la compostura social no permitió expresar.

Un día nos despedimos sin tener ninguna certeza sobre nosotros aceptando una distancia meditada que ha ido difuminando cada vez más mis emociones hacia tu persona, sin conseguir olvidarte.

Nos faltó propiciar una conversación aclaratoria, resolver entresijos velados y desnudar nuestras almas para poder continuar libres o no hacia el futuro.

Dejar los asuntos amorosos en el tintero es seguir alimentándonos de falacias perecederas en el tiempo por salvaguardarnos del miedo al rechazo si no somos elegidos por nuestro objeto de deseo.

Y ahora en estos tiempos que corren, todo se agudiza: las palabras que no se dijeron, los abrazos que no se dieron y los besos que se añoraron.

Intuyo en tus últimas conversaciones una ruptura de tu introversión mostrando otra versión tuya más cercana y profunda tal vez por la soledad de un aislamiento protocolario que logra reconvertirnos y sacar a la luz nuestras más íntimas confesiones.

Así te prefiero aunque siga siendo a lo lejos. Sin duda, me encantaría volver a verte, y mirándote a los ojos decirte lo que nunca me atreví a verbalizar: te quiero.

Compañero, y tú ¿qué opinas?